Descripción
La creciente complejidad de las sociedades actuales ha ido demostrando que al interior de ellas pueden llegar a coexistir una serie de individualidades, grupos y comunidades que no siempre se identifican con los patrones y modelos institucionalizados de comportamiento social. No sólo persisten grupos que, en su resistencia, se han ido readaptando a los cambios que ha traído consigo la llamada modernidad; sino que también a partir de esta última se han construido nuevas formas de concebir e interpretar el mundo, nuevas identidades sociales, así como expresiones de nuevos movimientos sociales. Todos ellos se originan en el saber/hacer de sujetos sociales concretos que responden y se expresan ante el mundo en el que se desenvuelven y las exigencias que les impone éste en la lucha por la sobrevivencia cotidiana.
Los grupos juveniles de esquina son la expresión de sujetos sociales con una concepción propia del mundo. Quien no tiene un conocimiento cercano de estos grupos reproduce una idea estigmatizada de ellos, provocada más bien por una construcción ideológica que se ha hecho del término chavo-banda, ha servido para generalizar inadecuadamente todo un abanico de estilos de vida y comportamientos socio-culturales. Esta idea general ha ocultado, como ha ocurrido con los términos de campesino, proletariado, ranchero, etcétera, una serie de objetivaciones empíricas de estos grupos que llegan a ser muy diferentes de región a región, de ciudad a ciudad, y hasta de barrio a barrio. El término da cuenta de un fenómeno social, sólo eso. Las realidades divergen mucho. Si pretendemos analizar una de estas realidades concretas, debemos tener en consideración esto.
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